A menudo, la falta de infraestructura ciclista se convierte en su propia excusa para evitar desplegar infraestructura ciclista. ¿Por qué? Porque si necesitas tres elementos (aparcabicis, carriles protegidos y una red conectada) y no existe ninguno, la no-existencia de dos elementos justifican la no-instalación del tercero: «No ponemos aparcabicis porque nadie va a usarlos porque no hay carriles bici» o «No vamos a instalar carriles bici si la gente no va a poder aparcar su bicicleta con seguridad».
Este lock-in o bloqueo [político] se convierte en su propia profecía autocumplida: «no instalo infraestructura y por lo tanto no hay ciclistas, por lo que no instalo infraestructura». Nace de la falta de perspectiva no lineal en la concepción de la infraestructura vial y sus propiedades, como la demanda inducida. Es decir, se tiene porque se es inculto sobre cómo funciona la movilidad.