Creo que uno de los indicadores más certeros de mi impacto ambiental es el carrito de la compra que en 2019 me ayudó a hacer la mudanza desde la casa de mis padres. No fueron pocos los viajes de ida y vuelta, que de hecho se alargaron más de un mes, pero esta forma pausada de migrar mis pertenencias (principalmente estanterías con libros) me ayudó a amueblar la casa a un ritmo humano, sin atracos de cajas de cartón en el pasillo.
Hoy en día hubiese usado la bicicleta para hacer la mudanza.