Las tiny-house son fascinantes.
Porque también enganchan en un problema sociológico: mucha gente no tiene casa. De modo que desean algo aunque sea pequeño.
Son tan bonitas, y reflejan vidas muy "bonitas".
En la realidad, no es normal tener tanto terreno y una minicasa.
Por aquí me entrevistan en El País hablando del porno arquitectónico: