Las Zonas de Bajas Emisiones suelen orientarse a la reducción de vehículos contaminantes, a la reducción de vehículos a motor, al aumento de usuarios de transporte público, aumento de ciclistas y aumento de peatones. Es una política de especial cuidado de la salud en un área específica. Sin embargo, sus cobeneficios van mucho más allá de los impactos directos en la salud de la población dentro y en el perímetro de la ZBE.
Por lo que sea, cuidar a la gente tiene efectos positivos como el aumento de la autonomía infantil, el aumento de las millas por día recorridas a pie por persona, el aguante del comercio local en el área cuidada, la recuperación de espacios de estancia para colectivos vulnerables y prioritarios, la feminización del espacio público, una mejor frecuencia de actuación ante emergencias por parte de los servicios de emergencia, etc.
Oponerse al cambio es humano, pero en este caso es irracional. Oponerse a las ZBE es negarle a la población una mejor calidad de vida.