Infiltraciones sacroilíacas. Me suena a estrategias y tácticas de asalto en la guerra de Troya, a campo minado. Y sí, la columna vertebral de un abogado de sesenta y dos años es un campo de minas. El médico es un hoplita. Clava con saña una aguja larguísima en la rabadilla, y lo peor es que no le puedo tratar como un enemigo, porque me está curando.