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Mi madre: Uy, hace tiempos sí que hubo un incendio fuerte en la Bigornia.
Yo: ¿Cuándo?
Mi madre: Cuando nació el Antonio de la Asunción, fíjate si hace tiempo.
Yo: Ah, yo me acuerdo del incendio de Ólvega.
Mi madre: Es que ese fue mucho más tarde.
Yo: ¿Cuándo?
Mi madre: El año que se murió la Tomasa.
Y así todo con mi madre. El paso del tiempo según nacimientos y muertes.
Aurora 🐌
@Sicoaxial @editora En mi pueblo es igual. Si la persona no es de confianza se agradece y dice no. Puedes pedir agua, eso está bien visto.
Si la persona es de mucha confianza se dice sí.
La excepción son los frutales, que siempre hay que decir sí. Aunque no te gusten. Michi tiene granado y digo sí. Mi tía higos, pues claro. Nosotros regalábamos albaricoques.... porque sobran, y es bonito esperar a que den fruto para compartir.
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Vino hace años a mi pueblo una amiga mía politóloga, que ha trabajado en la Unión Europea, que ahora trabaja en un lobby de una gran multinacional, que es mitad japonesa mitad catalana, que se ha educado entre Alemania e Inglaterra... y la pobre se fue agobiadísima porque no entendía nada y al despedirse me dijo que aquello —las relaciones sociales en mi pueblo— era lo más complicado que había visto nunca en su vida, que no sabía cómo nos aclarábamos XD
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Toda mi infancia traumatizada por no saber a quién decirle que sí o que no cuando me ofrecían madalenas en el pueblo y resulta que había una sencilla regla del «¿Quieres? y ¡Toma!» perfectamente formulada por la abuela de @LaMaricaVieja:
Sico Axial
@editora @LaMaricaVieja Pues yo lo paso fatal con esto, en mi familia "quieres" es sincero y se entiende que tomes o dejes sinceramente, si alguien lo hace por compromiso corre el riesgo de que se lo acepten (eso tiende a disminuir el ofrecimiento por compromiso). En cambio el "toma" es agresivo y se rechaza.
Pero en mi familia política, de otra cultura, es al contrario, y jamás aceptan nada, y yo no soy capaz de meterles cosas en la boca como casi me hacen ellos.
#parenelmundoquemebajo
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Ahora mi madre está hablando con su tía y está comentando lo del incendio ese de hace tiempo, pero es genial, porque como es de otro pueblo, ha cambiado la referencia temporal:
- Sí, que ese incendio fue cuando nació el Julián del tío Domingo
:)
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Qué fuerte, ahora mi madre le acaba de contar a su tía una historia que es exactamente la misma que cuento yo siempre sobre lo difícil que son las relaciones sociales en mi pueblo.
La mía es en primera persona, la suya, idéntica, también, pero con distintos protagonistas.
Va batallita:
Resulta que a mí me encantan las madalenas. Así que una vez que fui a casa de la posadera y me ofreció unas que había hecho, yo me comí tan gusto 3 o 4. Tremenda bronca de mi madre me llevé por eso +
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Porque claro, lo educado es decir que no. Esto lo aprendí por la tremenda bronca aquella. Desde entonces, siempre que me ofrecían algo en casas, yo decía educadamente que no. Hasta que un día la Anita me ofreció unos dulces y yo que no y que no. Bueno, tremenda bronca de mi madre porque cómo se me ocurre decirle que no a la Anita, que a la Anita había que decirle que sí, que vaya feo que le había hecho.
Os juro de verdad, que yo no entendía nada. Tenías que ir aprendiendo por ciencia infusa.+
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Por lo visto, por lo que me enterado hoy, a mi madre le había pasado lo mismo de pequeña en el pueblo de su madre (mi abuela era de un pueblo, y mi abuelo de otro, donde se instalaron y donde nació mi madre, pero iba mucho al otro).
Mi madre decía que no siempre que le ofrecían algo, hasta que su tío Domingo la llevó a casa de la Rufina y le ofreció unos rosquillos y ahí mi madre que no y que no y mi tío, que sí, que ahí tenía que decir que sí, pq a la Rufina no se le podía decir que no XD
Aurora 🐌
Pero me gusta la norma filipina. Las tres primeras veces te agasajan como invitado. La cuarta te dan el mandil y te vas a cocinar como uno más.
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