Hasta aquí todo es relativamente sencillo: las abscisas indican distancias, las ordenadas tiempo, y la pendiente indica velocidades de forma inversa (menos pendiente, más velocidad).
Veamos lo que pasa en una ciudad en la que solo y exclusivamente existen DOS modos para desplazarse: caminar y montar en autobús. Esto es lo que estamos viendo en la imagen que acompaña este texto, dos triángulos que se intersectan el uno al otro. En verde, el cono de velocidades del peatón. En naranja, el cono de velocidades del autobús.
Pero esta gráfica agrega un elemento más. Un par de trazados dibujados en rosa, que son la verdadera contribución a los mapas de conveniencia urbana. ¿Qué significan y por qué están ahí abajo?
Se trata de dos líneas optimizadas por tiempo que responden a la pregunta de “¿Qué modo debería usar la ciudadanía si su objetivo es llegar más rápido a su destino?”
Podemos observar que la línea rosa continua sigue, para los kilómetros 0 a 1,5, el trazado de la velocidad media a pie. Esto significa que el modo más rápido de viajar durante los primeros 1,5 kilómetros es caminando. Pero, a partir de esa distancia, la velocidad media a pie corta con la velocidad media en bus. Significa que, a partir de 1,5 kilómetros, llegas más rápido si te montas en un autobús.
Pero fijáos, que si el autobús es BRT, es decir, no hay coches en medio que molesten, a partir de 1,25 kilómetros ya es más rápido tomar el autobús que caminar.
Esta línea optimizada por tiempo será siempre aquella que esté en la parte inferior de la gráfica.
Estos mapas de conveniencia urbana ponderados por tiempo son clave para arrojar conclusiones razonables: necesitamos carriles BRT de uso casi en exclusiva por el transporte público colectivo.
#BRT = bueno para la población