En Granada la situación se está poniendo complicada en ciertas zonas y sigue lloviendo muy fuerte. Es increíble ver cómo se colapsan los desagües, que no dan abasto, y empiezan a formarse ríos en las calles.
Entre varios vecinos estábamos intentando quitar las rejas de la alcantarilla, para limpiar la basura acumulada, cuando ha empezado a bajar el agua con fuerza por la rampa de la cochera del edificio.
He sacado el coche y lo he alejado de la zona.
He vuelto a casa sin verme ya las zapatillas.
Se espera que pare en las próximas horas pero tengo el corazón en vilo por Málaga, donde el desastre ya es evidente.
Yo no sé qué más nos va a tocar vivir, pero voy a ir pensando qué meter en la mochila cuando el mundo se reduzca a un paisaje apocalíptico.