Como suscriptor de El País, he escrito esta mañana la Defensora del Lector para pedirles que se marchen de Twitter, y que me cuenten como voto a favor de salir de ahí, por si están recopilando estadísticas.
La respuesta:
"En realidad, es usted la primera persona no anónima que me escribe para solicitarlo. Contando los anónimos, son dos."
Hay que hacer ruido donde cuenta. ¡Escribid, hostias!