Antes de ella, miraba lo justo las fechas de entrega. Todo llegaba a tiempo y no tenía esa sensación constante de estar haciendo todo tarde y mal, desactivando bombas y apagando fuegos. Y yo no soy precisamente lenta. El trabajo muchas veces es mi refugio de los problemas personales que no puedo resolver y ahora me ahogo sin esta escapatoria. Me arrepiento un poco de haber dicho obviedades y verdades del barquero pero ha sido inevitable.