Pero aquel tipo nos guiñó un ojo y nos dijo: «esto mejor se lo preguntáis a ella» y allí que nos acercamos temblando.
Era mi primera entrevista como «periodista» (como estudiante, ya sé, pero ya me entendéis). Me había tocado mucho con su libro «Paula».
Isabel Allende se quitó los zapatos, se sentó con las piernas cruzadas en un sofá muy bajo que había allí, nosotras nos sentamos en el suelo y allí estuvimos hablando un buen rato como si estuviéramos en el salón de casa, en tono de confesión+