Aquí Zucc dice que un estadounidense tiene, en promedio, menos de 3 amigos, pero que "demanda" al menos 15, así que su empresa planea usar la IA para cubrir esa demanda, claro.
Independientemente de lo que aquí este genio visionario (que hasta hace dos telediarios nos vendía el metaverso como la siguiente gran revolución) crea, ese discurso no hace más que solidificar una teoría que he ido desarrollando, y de la que he hablado alguna vez por aquí a la que llamo "the incel-to-AI pipeline".
La teoría (en realidad, y para ser técnicamente correctos, el marco explicativo) viene a decir que desde hace unos años un sector de la broligarquía tecnológica de Silicon Valley se dió cuenta que el auge de la manosfera estaba gestando una nueva generación de hombres amargados, resentidos, tremendamente misóginos y muy aislados socialmente y decidieron que aquello era EXTREMADAMENTE MONETIZABLE.
¿Y como lo iban a monetizar, preguntaréis? Pues ofreciéndoles sustitutos parasociales de esas relaciones que no tenían pero anhelaban pero eran incapaces de tener porque se habían entregado en cuerpo y alma al agitprop de extrema derecha. Y para ello, claro, había no solo que evitar que la gente que ya estaba radicalizada dejase de estarlo (porque eso implicaba perder un cliente), sino acelerar la radicalización de los que estaban en proceso, de ahí el viraje de esta broligarquía hacia, bueno, hacia lo que defienden ahora.
(Ojo, no estoy diciendo que estos broligarcas sean los responsables de la radicalización, pero sí que supieron verla y aprovecharon para subirse al carro en cuanto vieron una posibilidad de sacar parné de ahí).
Sigo (dios mío ya casi me he fundido los 2000 carácteres, esto podría ser una newsletter)
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