Sí, sí, la distopía de la que tanto hablamos, ya presente y superando a los clásicos de la narrativa, este mirar al mundo que produce auténtico horror desde hace mucho tiempo… Pero no me negaréis que, con el recambio de pelele imperial, la cosa empieza a parecer un viaje de ácido, una distopía imaginada por algún nazi senil y medio subnormal que, además, va drogado hasta las cejas.