Y tampoco sois malas personas si recordáis con cariño que una vez fuisteis felices estando en ese jardín. Porque precisamente eso es lo que explica que os duela tanto ahora. A veces, las personas que plantan jardines deciden quemarlos, y es algo horrible. Y si luego ese jardinero vuelve a intentar plantar otra cosa, lo normal es que nadie quiera visitar ese jardín, porque sabemos que lo puede quemar. Ya no confiamos en el jardinero