Esta noche he aprovechado para detenerme en el camino y sacarle fotos (con el móvil, si que no es que sean una maravilla) al cielo de invierno, que me suele resultar más atractivo que en otra época del año: se ve la constelación de Orión, las Pléyades, Casiopea, el triángulo de invierno (con Sirio y Procyon) y, como colofón, la Galaxia de Andrómeda. Todo ello con cielos más nítidos y libres de contaminación.
Algo bueno ha tenido el tener que hacerme cuarenta kilómetros en moto para darle su medicación a Pinta...