Si algo tuve claro casi siempre, y más en estos tiempos polarizados de hoy, es que por lo general a todo el mundo le gustan las dictaduras y regímenes autoritarios. El truco está en que coincida con su postura ideológica, y cómo los "contrarios" amenazan la estabilidad, los derechos, la "democracia", o vete tú a saber qué paja mental.
La política es la nueva religión, los políticos los nuevos curas, los votantes los nuevos feligreses, y los contrarios los nuevos herejes y adoradores del diablo.