Así que para alguna gente hay que buscarse una "tarea". Ir a comprar algo lejos, cazar un pokemon o rellenar las características de accesibilidad de un semáforo.
Para más adelante poder dar el salto y llegar a convertirse en auténticos flaneurs.
Pero en el caso de Pokemon ha sido una flagrante ruptura de confianza hacia sus usuaries, especialmente, menores de edad. Han intentado monetizar nuestros paseos.