Mis cosas, a todo esto, eran escribir un email desde mi Blackberry al editor de Pepitas de Calabaza porque había una fila más allá una de esas personas que hablan por teléfono voz en grito haciendo sus gestiones porque claro, tienen que demostrar el trabajo tan importante y tan guay que tienen y nos tenemos que enterar todo el bus de ello (un infierno especial para estas personas, por favor).
El caso es que la mujer del teléfono estaba mencionando al de Pepitas y me ha hecho gracia.
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