Actualizo mi vivencia #DANA #valencia (Sedaví):
Han pasado casi dos semanas. De trabajo intenso y casi de supervivencia de los vecinos, de oleadas (incesantes, aunque más los fines de semana) de voluntarios, y de muchísima gente uniformada y/o con máquinas.
Comparado con "antes", mi cruce sigue con un aspecto terrible (coches arruinados y lodo en el solar, coches arruinados que se ven a través de los boquetes que dejó el agua en la pared de la fábrica de la esquina). Comparada con cómo ha estado, yo ya lo calificaría de "tierra seca": se puede caminar con seguridad y, casi, comodidad. Se viene desde Valencia y se viaja entre pueblos, en bici, con algo que recuerda a la normalidad.
El problema logístico ya no es conseguir cosas sino redistribuir cosas porque los almacenes están saturados, van cerrando conforme se retoman actividades normales, y hay miedo de que donaciones se acaben echando a perder, y luego falten.
Nuestro centro de salud ya va desde hace días, allí me dieron la baja (aunque la UV, que está siendo bastante ejemplar, no me exige todavía volver al trabajo).
La situación se ha des-agravado tando que ya no hay máquinas trabajando toda la noche. Se agradece, porque los pitidos de alarma nos agravaban el insomnio post-traumático. Seguimos, que sepamos, sin agua potable.