@ramirenko Cuentan de un pobre confiado que solía sentarse a leer en su balcón, quitando la luz a las plantas que tenía tras él. Una tarde, adormilado, se quedó más tiempo del habitual. Se despertó sintiendo un leve roce en su cuello, y contempló con sorpresa cómo una de ellas había cambiado sutilmente la posición de sus hojas, como queriendo estrangularle.
(Ya me voy)