El martes estuvimos por la mañana en la consulta, pero a mediodía y viendo como se ponía el tema, decidimos abortar misión y llamar a los 6 pacientes de la tarde y pedirles que no viniesen. Martes 29 a las 15:00. Un señor de 62 años de València insistió en venir, pero al final entró en razón.
A las cuatro de la tarde estábamos en casa, secos y en alto. A las ocho ya sabéis lo que pasó. (4/5)