Hipocresías e ironías…
Recuerdo hace algunos años atrás entrar a un negocio para conseguir algunos insumos como resinas, inciensos y lociones. El local contenía dos negocios en uno, quizás se trataba de un subarriendo.
Me dirigí al mostrador atendido por un hombre algo entrado en años que empezó a ayudarme con mis solicitudes pero cuando le pedí que me trajera Palo Santo la dueña del local mayor nos criticó a ambos diciendo que eso era dañino para el planeta, que era muy feo cómo exterminábamos de esa manera los árboles. Ambos, el señor y yo, nos quedados mirándola en silencio, no sólo porque habría sido discutir contra una pared sino porque, irónicamente, el negocio de esta vieja era de muebles de madera ¿pueden creerlo?
Estadísticamente es bien sabido que al año se talan miles de árboles para hacer papel y muebles, pero en cambio, para conseguir Palo Santo se requiere que el árbol o sus ramas mueran de manera natural para garantizar su conservación y calidad de aroma. En el mejor de los casos se pueden conseguir con certificados que autentifican su recolecta respetuosa. En fin, la hipocresía.