Yo a tope con que se le den oportunidades excelentes a los jóvenes.
Lo que no podemos es olvidarnos de los no tan jóvenes que nunca hemos gozado de esas oportunidades y que se nos han cerrado puertas en la cara constantemente.
A mi la crisis de 2008 me pilló en la Universidad. De ahí en picado. Cuando acabe la carrera las becas de doctorado prácticamente desaparecieron durante tres años; cuando volvieron, lo hicieron en su mayoría con un requisito: haberse licenciado hacía como máximo dos años. Yo viví la ampliación del carné joven hasta los 31 años poco después de cumplir 32. Yo pude ver unas ayudas para la vivienda que eran para menores de 35 cuando ya tenía 36. Mi banco abrió unas hipotecas al 95% para menores de 36 cuando yo tenía 38.
Ahora el gobierno vasco monta unos avales para primera vivienda, para aportar el 100% de la hipoteca para menores de 40 años. Cumplí los 40 el mayo pasado.
Soy de esa generación demasiado joven para haber vivido lo de tener trabajo fijo, pero demasiado vieja para obtener las ayudas de los jóvenes.
Está muy bien que se les de oportunidades a los jóvenes. Por supuesto. Pero algunos, con 40 años, seguimos encadenando trabajos precarios, viviendo de alquiler, sin ahorros, sin poder asentarnos para formar una familia.
Y luego se quejarán de que no hay jóvenes.