Me he encontrado hoy de casualidad una noticia que contaba que Simón Pérez había ingresado voluntariamente en un centro psiquiátrico.
Es la primera noticia que tengo de él y su pareja, Silvia Charro, en un par de años, cuando los medios nos vendieron la historia de como habían dejado atrás sus problemas financieros derivados de aquel famoso vídeo viral y se dedicaban ahora a avisar de criptoestafas en su canal de youtube, "usando sus poderes para el bien" como suele decirse.
Pero me perdí lo que ocurrió a continuación; montaron un negocio de marihuana en Macedonia, o al menos eso vendían. El negocio, si es que existió, se fue a pique y con él todo el dinero de sus "inversores", amigos de la pareja a quienes ahora se hacía evidente habían estafado. Tras lo cual se embarcaron en una espiral descendiente donde se humillaban en directos en internet a cambio de limosnas con las que sufragar su adicción a las drogas. Parte de estas humillaciones incluían que Pérez humillase, vejase y maltratase psicológicamente a Charro. En muchas ocasiones consumían drogas en directo.
La noticia de que el individuo este que se hacía llamar un "lobo de Wall St" haya ingresado en un centro podría parecer un paso en la dirección correcta pero en realidad es todo una treta; Simón ya está en su canal de telegram diciendo que se fugará si le dan 1000€.
Y ahí viene la parte más oscura. La pareja tiene MILES de seguidores que, viendo en directo como se están matando poco a poco, los jalea, anima y desafía a llevar la situación hacia sus más extremas consecuencias.
Quieren verlos morir en directo.
Y pagarán lo que haga falta para conseguirlo.