Hay días que mis alumnes me desesperan hasta decir basta... Pero, ains, también pueden ser muy divertides y adorables.
Hoy en una clase he olvidado una letra al escribir una palabra en la pizarra. Como eran casi las doce, la hora de almorzar, les he dicho que me la había comido porque tenía ya hambre.
Un alumno me ha ofrecido un trozo de su magnífico bocadillo (lo tenía en el radiador para calentarlo); que era de tortilla con jamón, me ha dicho.