Ya nadie se acuerda de aquellas figuras históricas que conquistaron tierras, ganaron batallas, crearon imperios.
Nos quedan de ellas las historias que se escribieron, más o menos ciertas, y estatuas en plazas olvidadas que nadie mira y que únicamente visitan las palomas para cagarles en la cabeza...
Cagan sus efigies, cagan las cruces monstruosas que se alzan todavía en los montes, cagan a sus hijos y nietos, y nos cagarán a nosotros.
Tiene altas miras,
siendo de baja estofa.