Hoy he ido a recoger mis libros a la imprenta local, y lo que podía haber sido una mera transacción comercial ha resultado en un encuentro muy humano.
La dueña de la imprenta, que se llama Maribel, me ha dicho que me quería comprar un ejemplar. Quiere leerlo y dejárselo a sus hijos. Me ha contado su preocupación por cómo los niños (sus nietos incluidos) de ahora usan los smartphones (mi libro va sobre vida digital).
Resulta también que Maribel está implicada en el comercio local. Y como le conté que imprimía con ellos para apoyar lo local, pues me ha contado ella que está en una asociación que gestiona la compra de frutas, verduras, carne y huevos a productores locales con enfoque ecológico.
Así que me he ido con mis 50 libros y además con la sensación de haber conocido a una persona estupenda. Y el contacto de la asociación esta, que tiene buena pinta.
La próxima semana haré pruebas con la plataforma de pago y los envíos por Correos y supongo que a la siguiente el libro ya estará disponible en formato digital (libre y gratuito) y en físico.
El libro se ve bien bonito. El papel es reciclado, en un tono hueso.
Modelaje: Kokoro