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Con este acuerdo de libre comercio se prevé que la UE incrementará sus importaciones de etanol con el objetivo de contribuir al logro de los objetivos en materia climática y de la independencia energética de Europa. Al mismo tiempo, con un aumento en las importaciones de la UE de productos derivados de la soja económicos podrían considerarse una materia prima atractiva para la industria del biodiésel en Europa. Las previsiones también apuntan a una intensificación del modelo agrícola basado en biotecnología y a una expansión de las actividades agrícolas y de cría de ganado. Esta expansión puede contribuir a la deforestación del Amazonas y de otras regiones boscosas y potenciar otros riesgos relacionados con la deforestación, como el acaparamiento de tierras y las violaciones de los derechos de los pueblos indígenas. Además, la expansión del modelo de agricultura basado en biotecnología conllevará un mayor uso de pesticidas y de fertilizantes químicos en las cosechas; esto no solo contribuye a las emisiones de GEI, sino que también afecta negativamente la salud de las personas, los animales y los ecosistemas.
La UE ha afirmado que las preocupaciones planteadas por la sociedad civil se pueden abordar mediante el Reglamento de Deforestación de la UE (EUDR). Sin embargo, este Reglamento, aparte de establecer las obligaciones de diligencia debida para las empresas con sede en Europa en las cadenas de suministro, excluye productos clave del Mercosur, como la caña de azúcar o el etanol, entre otros. Tampoco incluye el biodiésel de soja. Por lo tanto, el Reglamento contra la deforestación de la UE no será suficiente para evitar las repercusiones ambientales y sociales que probablemente ocasionará el acuerdo de libre comercio UE-Mercosur.
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