que las manos vuelvan
a la tierra que pisaron
esas gentes timoratas
que legaron a sus hijos
la vergüenza de no ser
como el reflejo del verdugo
en la superficie que muerde
que se claven hasta el núcleo
y que arranquen del secreto
la condición imperfecta
de las criaturas alimentadas
con silencio y coágulos
que las manos vuelvan
que la tierra expulse al árbol de mercurio
que sepamos perder la modestia
para aupar la verdad que nos complete