Me encuentro en portada de El Salto Diario el titular "Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet".
Deberíamos dejar de llamar redes sociales a lo que simplemente son plataformas de monetización de la atención. Bluesky es una más, como tantas otras, financiadas por empresas con entramados turbios, donde el usuario solo es visto como una mercancía. Si deseas volver a ser catalogado y etiquetado para el consumo de la industria publicitaria, ese es tu sitio.
Por mucho que se esfuercen los de marketing, que te den un espacio gratuito para reunirte no lo convierte automáticamente en algo "social", y por eso mismo allí no hay batalla por el futuro de nada. A no ser que entendamos como "batallar" el hacer scroll infinito mientras pasamos el rato en el autobús o en la cola del súper.
Para pelear por algo hace falta un sentido de comunidad, una conciencia de las cosas injustas que ocurren, y una voluntad de organizarse para luchar para cambiarlas. Bluesky no está diseñado para eso, ni de lejos. De hecho, solo hay que ver su estructura interna para darse cuenta de que, bajo el barniz propagandístico de "descentralización", en realidad está preparado para censurar todo aquello que sea incómodo para sus intereses comerciales.
Solo hay una posibilidad para construir algo diferente y es rechazar el monopolio del discurso por parte de los grandes grupos y empresas. Hay que organizarse en círculos pequeños, interconectados e imposibles de controlar ni silenciar. Un activismo de guerrilla, que nunca será mayoritario, ni creará trendings, ni atraerá anunciantes, y esa será la mejor señal de que lo estamos haciendo bien. Recuperar internet plaza a plaza, hasta que los que queden arrinconados sean ellos.