Un lavadero de pueblo, con dos pilas, la de lavado y la de aclarado llenas de agua y en perfecto estado. Se podría lavar la ropa ahí sin problemas. La foto está tomada desde fuera de uno de los ventanales, de tal manera que se aprecia el ventanal cuarteado por fuera y el lavadero dentro. La luz entra por los distintos ventanales y hace que se reflejen en el agua. Se puede escuchar el agua saliendo a borbotones. Transmite paz, tranquilidad y el recuerdo de algo a punto de perderse pero que aún pervive.
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